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Fuentes de Invierno, el último glaciar de la Cordillera |
La morfología glaciar debido al enfriamiento general del clima producido al inicio del Cuaternario condujo a la formación de importantes masas de hielo en grandes áreas del planeta. |

En lo que se refiere a nuestra región asturiana, durante los cuatro períodos glaciales principales que se reconocen, los hielos se acumularon en las partes más altas de la cordillera Cantábrica constituyendo crestas rocosas cimas montañosas o formando circos glaciales. Desde estas zonas de acumulación de hielos descendían hacia cotas más bajas en forma de lenguas glaciales que se instalaron aprovechando los valles fluviales. Esta actividad, que discurrió a través de los siglos, ha erosionado las laderas transformando su morfología inicialmente en V en la U conocida, en la que existen varios ejemplos en nuestra región. Los materiales que el hielo arrancaba de las laderas a su paso, fueron transportados y depositados en la parte inferior, en los márgenes y principalmente en los frentes de las lenguas glaciales, dando lugar a morrenas que aún hoy se conservan en parte, como formas típicas de modelado glaciar. Por la situación de las morrenas frontales podemos deducir que en el momento de máxima extensión de los hielos en la vertiente asturiana las lenguas glaciares descendieron incluso hasta cotas situadas entre los 800 metros y 1.000 metros.
Durante el transcurso de mis andanzas montañeras, he conocido en nuestra región estructuras glaciares en Picos de Europa y en diversos valles de Asturias con la típica formación en U, pero no así las morrenas frontales cuyos restos solamente son visibles en contadas ocasiones. La única morrena frontal de una antigua lengua glaciar conocida en la cordillera Cantábrica se ubica en la serranía de Fuentes de Invierno a una altitud de 1.800 metros bajo la muralla septentrional de los picos Nogales, Pico del Oso y Fuentes. Esta serranía está formada por una pequeña cadena de montañas integrada en la cordillera Cantábrica asturiana y dentro del espacio geográfico del municipio de Aller, delimitado entre el pico Fuentes y la peña Redonda.
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El despliegue de montañas que lo constituye, de poco más de 6 kilómetros, determina una raya física que no sólo conforma la divisoria de las provincias de Asturias y León, sino que señala la divisoria de las cuencas hidrográficas de las vertientes Cantábrica y Atlántica.
Este cordal está formado por ingentes montañas como son Nogales, Fuentes, Los Castillones, Pico del Oso, Jeje, Cabritera y peña Redonda, que se alternan ininterrumpidamente con collados y depresiones que ensamblan dos paisajes diferentes. Su topónimo «Fuentes de Invierno» ha sido transferido a la cercana estación de esquí, ubicada en la sierra del Ajo del puerto de San Isidro y cuyas obras de construcción han sido iniciadas en estos días.
Desde las estratégicas atalayas que determinan estas cumbres, se contempla un panorama cuya abrupta orografía impuesta por la naturaleza, está constituida por un laberinto de estrechas barrancadas, murallones vertiginosos, laderas cubiertas de frondosos hayedos y las recortadas majadas que se estacionan sobre los rellanos del valle allerano del río Braña. Destaca de ese paisaje alpino el bosque del Tozu, las majadas del Fuentes, El Gumial, Veldoso, Braña y Alba. El Gumial y su valle, donde se hallaron dos puñales pertenecientes de la Edad de Bronce, sorprende al caminante por su catarata de encantos naturales, acreditados por sus jugosas camperas, sus cabañas pastoriles, el rumoroso sonido de sus múltiples arroyos y lo variado de su ecosistema, que multiplican sus atractivos dentro de un mosaico natural coronado por las altas torres y el bosque que acecha la campiña. El silencio de esta rinconada allerana se rompe con el rumoroso sonido que nos llega del arroyo de Alba, que se escapa desde el reborde septentrional desplomándose en continua cascada hacia el río Braña. El camino de acceso al Gumial surca la barrancada acompañado por las cantarinas aguas del arroyo que se desploma a la sombra del tupido hayedo.
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El paisaje que aquí se conserva contiene este vasto catálogo de atractivos naturales por donde discurren las rutas de montaña a las cimas que coronan el circo glaciar. La red senderista que se inscribe en esta orografía allerana constituye uno de los elementos alternativos a la vecina estación de esquí para hacer de la misma un proyecto de turismo deportivo y cultural sostenible durante todo el año. La zona y todo el municipio de Aller merece, como alternativa de desarrollo alternativo, la inversión que va llevar a cabo en el puerto de San Isidro, ya que a pesar del inevitable impacto medioambiental que se va a generar, todos sabemos que el territorio sufre, como en toda la montaña central asturiana, la crisis industrial y el secular despoblamiento.
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Fuente: Angel Fernández Ortega miembro de la Federación Asturiana de Montañismo, para La Nueva España.
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