Tres sistemas distintos
El portavoz de IU-BA también resaltó que las barreras antialudes que se van a colocar «no son una medida suficiente» y propuso la instalación de tres sistemas de control distintos para garantizar la seguridad de la vía.
El plan licitado ayer por el Ejecutivo regional viene motivado por la proliferación de aludes de nieve que sufre la carretera de acceso al puerto de San Isidro durante el invierno.
Además, esta situación genera importantes problemas al tráfico, ya que es normal que se corte la carretera en diversas zonas. Si bien no es una vía principal de conexión con la meseta y apenas existe población a partir de la localidad de Felechosa, es la vía natural de acceso desde Asturias a las estaciones de Fuentes de Invierno y San Isidro (León). Debido a esto, la intensidad del tráfico en invierno es muy superior a la que se puede esperar para esta vía.
La zona en la que se producen los aludes se sitúa entre los puntos kilométricos 19,500 y 21,500, donde la dirección de la carretera es norte-sur, discurriendo entre las cotas de 1.050 y 1.100 metros aproximadamente. Además, las laderas son muy escarpadas, de naturaleza rocosa y con muy poca vegetación. Por ello, poco después de las nevadas, y debido al calentamiento de la roca, la nieve acumulada se desprende de las paredes y cae en forma de alud aéreo, como nieve polvo. Para poner remedio a esta situación, lo más recomendable, según los informes técnicos del Principado, es controlar las zonas de inicio con barreras específicamente diseñadas.
La solución elegida consiste en la instalación de barreras flexibles en las zonas de generación de los aludes. La elección de este tipo de barreras viene determinada por su alta eficacia en el control de aludes, la baja afección al tráfico durante las obras y su gran integración en el paisaje de alta montaña, tanto en verano como en invierno. Las barreras se colocan en la zona de generación de los aludes, en varias hileras, impidiendo que la nieve se ponga en movimiento y se genere el alud. Su tipología y función difieren de las barreras que se disponen contra el desprendimiento de piedras.